Quadpack News

22/11/2016

Forma y funcionalidad: las cinco fases de la personalización

En un mercado saturado que busca continuamente «el siguiente gran hito», el diseño personalizado de los envases marca la diferencia y confiere una ventaja competitiva. Un proyecto hecho a medida es único, pero existen varios pasos que deben seguirse siempre para convertir una visión en una realidad.

FASE 1: DESCUBRIR

Un nuevo diseño se concibe mediante una idea orientada a colmar una necesidad específica. El proveedor de packaging trabaja a partir de la inspiración del cliente o de las ideas de su propio departamento de diseño. Sea como fuere, esta inspiración debería reflejar la mentalidad actual de los consumidores basándose en estudios de mercado y análisis de tendencias.

Es necesario realizar una puesta en común de ideas para enriquecer el concepto. Éste debe ser original, moderno y acorde a la demanda de los consumidores. Se deben explorar las posibilidades y avances técnicos de otros sectores de producción que puedan aplicarse al sector del packaging cosmético.

FASE 2: DEFINIR

Definir un nuevo producto parece más fácil de lo que realmente es. Las cuestiones de fondo son: ¿qué es? ¿Para qué sirve? ¿Colma una necesidad real?

Una marca debería tener muy claro el aspecto de su producto, su precio final y la viabilidad de las opciones en términos de forma, volumen, sistemas de dosificación, materiales, acabado y decoración. Para ello, se realiza un boceto: uno de los puntos de partida más importantes que establece todos los requisitos, desde el aspecto técnico hasta el estético. Cuanto más detallado sea el boceto, mejor resultado logrará el proyecto.

FASE 3: DISEÑO

Mediante una gama de herramientas de alta y baja tecnología —desde diseños a mano hasta software de modelado—, el equipo de diseño y los ingenieros de packaging ofrecen al cliente algunas alternativas de cara a la definición del boceto.

Se prueban diferentes formas y se exploran diferentes opciones de decoración y estampado, a menudo en colaboración con especialistas de la firma, y, si es necesario, se cuenta con el apoyo de proveedores externos. Las diferentes técnicas pueden abarcar opciones avanzadas de serigrafía, tratamientos de superficie en cristal o plástico o incluso la incorporación de componentes de madera (un tapón o una funda).

FASE 4: PERFECCIONAR

Esta fase conlleva la deliberación entre el equipo de diseño y el cliente para dar con una visión final a partir de la lluvia de ideas que se generan en las fases anteriores. Se perfecciona y retoca la forma, la dimensión y el acabado en colaboración con los diseñadores, se definen los costes con los responsables de producto y, por último, intervienen los ingenieros para asegurar que se cumplen los criterios técnicos.

Durante esta fase, se presenta al cliente una maqueta en 3D basada en los bocetos técnicos: el punto álgido del desarrollo de un producto totalmente rompedor. Si existe ya un molde del producto, se presenta un prototipo. De lo contrario, éste se fabricará al inicio de la fase de producción.

FASE 5: PRODUCIR

Una vez cerrado el proyecto y todos sus aspectos técnicos, el producto está preparado para su industrialización. Se aprueban los programas y se preparan las instalaciones de producción de cara a los requisitos técnicos y los volúmenes de producción.

Si se ha creado una nueva forma, por ende, se debe crear también un nuevo molde. Cuando el molde está preparado, se realiza una prueba de producción de pocas unidades para que el cliente pueda aprobar las muestras. No es una mera cuestión de estética: es posible que sea necesario llevar a cabo una prueba de compatibilidad con la fórmula. Los técnicos de laboratorio prueban su funcionalidad y cualquier efecto perjudicial derivado del contenido de agua y alcohol de la fórmula. Si el cliente no dispone de instalaciones para realizar las pruebas de laboratorio, este proceso podrá llevarse a cabo mediante un proveedor de packaging determinado con un coste adicional.

De cualquier manera, este paso es fundamental para la integridad del producto —y de la marca— una vez éste se haya comercializado.

Y... ¡SEDUCIR!

¡Ya está! Su envase único y personalizado ya está preparado para seducir a los consumidores y a los medios y, quién sabe, tal vez ser candidato a algún premio de packaging. Este es el momento de que el departamento de marketing de la marca haga su magia particular.

El proceso puede ser largo (unos 12-18 meses de inicio a fin), pero, si se trabaja con un socio de packaging competente, experimentado y, sobre todo, creativo, debería ser una fase apasionante que impulsará el valor de la marca tanto en términos de ventas como de prestigio.

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